Los atentados del 13 de noviembre en Francia, han estremecido el mundo, ya que es una ciudad emblemática, cuna de los derechos humanos, visitada diariamente por miles de personas de todas partes del planeta. Mientras hace pocos años estos casos solo se veían entre miembros de las mismas culturas, se observa una especie de exportación del fenómeno hacia Occidente.
Gente inocente fallece por intolerancia, por fanatismo religioso; ademas porque algunas grandes potencias quieren seguirse imponiendo en el mundo. De algún modo, hay que e tratar de frenar la vocación de Imperio de ciertos países, mas hoy no hay ideologías firmes, sólo el interés personal que promueven las economías de mercado, como decía Adam Smith, cada quién buscando su propio bien, promoverá el bien común. Pero los oligopolios siempre causarán distorsiones, y los imperios son en la política internacional, suertes de oligopolios que distorsionan el buen desempeño del mundo. Manipular los mercados para mantener su hegemonía, decidir quién gobierna y quién no, usar la fuerza para imponer sus ideas. Esto causa mucha frustración y resentimiento en gente extremista, que ante su debilidad para enfrentar a los más poderosos, utiliza este vil método.
Por otro lado, la democracia y la libre expresión de las ideas no debe llevar a la gente a despreciar las creencias de los demás, así como a burlarse de lo que para otros es sagrado.
Cada país, cada religión, toda persona tiene sus convicciones y sus valores, y aunque no los compartamos no debemos despreciarlos. No hay NADA que pueda justificar el terrorismo, nadie tiene derecho a cobrarse vidas inocentes, pero ante tanto apasionamiento mal dirigido, no debe provocarse a estas personas.
Hoy el planeta está llorando, el terrorismo se está convirtiendo en una especie de epidemia que puede convertirse en pandemia. Todos los países deberán exacerbar sus medidas de seguridad y prevención de este mal, para que no siga habiendo más víctimas, y deberá concienciarse a cada ciudadano para que este alerta y colabore en está lucha. Pero no debemos perder de vista que el terrorismo hacia Occidente es consecuencia de otros males, los cuales hay que enfrentar. No esperemos a que sea demasiado tarde.
Mirian Matos
